Al despertar

Le atribuían a las condiciones físicas sus constantes ganas de dormir. Decían que era débil, delgada, pálida y no sonreía a menudo. Visitó decenas de médicos, especilistas y psicólogos, se sometió a los hipnóticos efectos de medicamentos. Años de estar segura de que sus ganas de permanecer dormida no eran normales. Un día despertó sabiendo que no dormía por cansancio, ni por enfermedad, sólo dormía para soñar.

 

Comenta!!!